4/22/2008

DIJE: COJIDAS, NO COGIDAS...

Tendría que tener algo más que la vasta gran intención, gran puta, de pasar a máquina inanimada la mala letra de mi amigo. Digo, repaso el oso raspado del lastre, lastra la pluma sobre el pelpa, informe informe de una escritura extraída y extraviada. ­Cuántas veces querido compañero hemos dado en el clavo de la clave de nuestra -previas distancias amputadas- época!! Pero en vano bala el cordero a manos del guacho que lo amarra, les diremos que dormíamos mientras celestiales críticos se ocupaban de otras figuras, otras fisuras. ¿No te harta esta paja escrituraria que insiste en sobreponer el paradigma sobre la horizontalidad de las figuradas paralelas? ¿No es para lelos precisamente este pajonal donde la cabeza rodada hiede? Miremos por el ojo de la cerradura a nuestros padres que yacen cocidos por el calor de la frazada que ahoga y envuelve como las instituciones, calentitos, calientitos, cogiditos todos de las bolas, amarraditos ellos como amarraditos los dos espuma y terciopelo y rozamelarraya. ¿impúdico y confuso, verdad? ¿Qué pensará la gente, qué confusa bagatela entretejerá un culebrón? Deslices del sentido aburrido. Leo claves de un cerrado monólogo escrito por demasiados monjes sodomitas que tejen la maraña con sus culos y sus pijas -infantilismo ligado al deseo del trencito eléctrico lejos en los escaparates-. Claves enclavadas en jardines floridos con olor a gato podrido (oh! la rima que se arrima para tentarme siempre), hueles mal pequeña emponzoñada que flaca te estirarás, y fea, pálida como un espárrago, chupada nunca cojida, obligada a someterte a las caricias de tus pares, rezongarás frente a la asamblea de Los Directrices, o ante tiernas y lustrosas adolescentes que son serán un bocado que no te pertenece. Muchacho, apelo a tu juicio fructuoso, mirá el desierto y rajate un sonoro pedo, invocación de un buen hombre a sus lejanos ancestros intelectuales, decliná un poco el pelo para que la caspa de un honorable guerrero caiga como nieve, Apollinaire presente. Muchacho no escatimes esfuerzo para que tu verso abra las piernas de las nínfulas ante ti, las que quedan, las que movidas por un deseo menos siniestro que La Gran Cámara de TV, nuevo rostro del Señor, quieran ser cojidas por el autor, sí, ese estúpido mono que se contonea con la palabra y el mirar.
Jorge Alberdi (1992)

4 comentarios:

anais dijo...

Y, como no contonearse con semejante ritmo!

El texto anterior era un orgasmo en cada coma, en cada punto.

Este, un son furioso. No, un son no, algo más criollo, pero empecinado. Un tango cnayengue, quizá. Si, un tango bien canyengue, con mucho corte y mucha quebrada.

COGER: (22) . Dicho del macho de determinadas especies: Cubrir a la hembra.

COJER: La palabra cojer no está registrada en el Diccionario.

Y, a la RAE hay creerle, no te parece?

P.

Jorge Alberdi dijo...

Justamente amiga, de esas distancias orales y escritas entre la normativa y la calle se hace el movimiento vivo de la lengua que cambia, cambia, como la luna que es y no es la misma cada vez que se la mira. La palabra que no existe en el diccionario de la RAE, 'cojidas', en este caso, parece tener una carga mayor de sentido que su homónima, utilizada con esta grafía, muchas veces, en especial en los grafittis callejeros.
Siempre atenta usted.
Besos

anais dijo...

Ahora que lo decís, la J puede que sea más fuerte visualmente que la G. Pero, la G, con sus curvas, da una idea de misterio que la J no puede dar...

Siga contoneándose, Caballero, como lo ha hecho (según la fecha que alli se indica), al menos, durante los últimos dieciseis años.

Sibila de Cumas dijo...

Espectacular este texto y muchos de tu blog!
A no desmerecerse, amigo, lo suyo tambièn es literatura. Igual seguirè su consejo y visitarè a la amiga aludida, pero seguirè pasando por aquí!
(La verdad es que te tenía olvidado, pero es muy interesante tu blog y tu escritura)
Cariños