9/14/2009

EL GATO Y EL PINTOR

El gato maullaba en la oscuridad
era un faro en la noche
los vecinos tenían diferencias con mi opinión
y un día
el gato apareció muerto.
Lo llevé de un amigo pintor
para que lo retratara.
Mi amigo había salido
pero su esposa era veterinaria
le confesé que quería inmortalizarlo
me dijo que la solución no era esa
sacó unos brebajes de un armario podrido
untó a mi pobre gato con aceites extraños
rasgó unas sábanas viejas y con los trozos
lo envolvió como a una momia.
Luego preparó yeso y lo embadurnó.
Me volví por el camino más largo
para darle tiempo a que fragüe el yeso.
Llevaba al animalito bajo el brazo
el cielo era límpido y no parecía
el cielo de Buenos Aires
la gente me saludaba como si me conociese
y yo devolvía con una sonrisa tanta atención
aunque por dentro pensaba
cómo vengarme de los vecinos aquellos.
En un semáforo me encontré
con mi amigo el pintor
le dije que volvía de su casa
él se enojó porque no quería que su esposa hable con extraños.
Traté de convencerlo de que yo no era un desconocido
pero no hubo modo
insistía en que dijo extraños, no desconocidos.
Al final, mientras discutíamos en la vía pública
el día se arruinó y comenzó a llover
la gente corría a refugiarse y nosotros no nos movíamos de donde estábamos.
El agua nos mojaba y de a poco nos fue enfriando
le propuse subir a la terraza de un edificio
a ver desde arriba los paraguas que se abrían
a contar sus colores
o a bebernos una copa de ozono.
Mientras tanto el yeso de volvió a ablandar
y por el cuerpo me corría un líquido blancuzco y sospechoso.
El pintor se fue apurado cuando recordó que
no había cerrado la ventana de su atelier
y que su esposa, ocupada en hablar con extraños
seguro que no se dio cuenta.
No quería perder su última obra
que trataba de unos vecinos
furiosos con un gato del barrio.
Me dijo que la estética que utilizó era expresionista.
Hoy está de moda volver sobre los pasos.
Para entibiarme un poco me metí en un bar
la lluvia arreciaba y el mozo se demoró
pero finalmente me trajo el café con leche con medialunas.
A modo de pago
le dejé lo que más quería en la vida:
mi gato engrudado sobre el linóleo.
Salí nuevamente a la calle en medio de una gritería
las gotas de agua se fundieron con la sal de las lágrimas
todo termina, me dije
todo es efímero, hasta la amistad entre un hombre, un gato y un pintor.

Jorge Alberdi 14/09/09
http://ventrlocuo.blogspot.com/2009/09/el-gato-y-el-pintor.html
http://ventrlocuo.blogspot.com

No hay comentarios.: